Escobar Fuentes - Topoiesis de Las Instancias Enunciativas
Escobar Fuentes - Topoiesis de Las Instancias Enunciativas
Escobar Fuentes - Topoiesis de Las Instancias Enunciativas
Samantha Escobar Fuentes, Felipe Ros Baeza, Jos Snchez Carb, Alicia V.
Ramrez Olivares, Alejandro Palma Castro & Alejandro Ramrez Lmbarry
To cite this article: Samantha Escobar Fuentes, Felipe Ros Baeza, Jos Snchez Carb,
Alicia V. Ramrez Olivares, Alejandro Palma Castro & Alejandro Ramrez Lmbarry
(2017) Topoiesis de las instancias enunciativas, Romance Quarterly, 64:1, 28-36, DOI:
10.1080/08831157.2017.1254480
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ABSTRACT KEYWORDS
The literary text is a communicative situation that involves a sender, a message, Author; enunciator; topoiesis;
and a receiver. Literary theorists and critics have extensively studied the differ- writer
ent instances of enunciation, making it clear that the author of a literary text
is not the enunciator of it. This article intends to show that each one of them
belongs to a distinctive level: those of the communicative situation and the
enunciative situation. This article intends to show the space-time axis related
to the situations mentioned above. This would allow the researcher to find the
mechanisms of power that lie behind the authorization or discredit of a speech.
By doing so, we intend to extend the analysis of the literary work, including the
context of creation of the literary text. We would like to focus our attention on
three aspects related to the enunciator: topoiesis of the communicative situa-
tion, topoiesis of the enunciative frame, and topoiesis of the writing individual.
1. Introduccin
En el proceso de comunicacin literaria, Adam gidus distingue dos aspectos que interesan a la topoiesis
de la enunciacin: por un lado, la situacin de comunicacin y, por otro, el esquema de enunciacin.
La distincin entre ambos y sus elementos constitutivos resultan esenciales para las categoras que
se desarrollarn posteriormente. Por este motivo, primero delimitaremos el concepto de enunciador
del texto literario para, en un segundo momento, reconocer que la enunciacin se ubica en coorde-
nadas espacio-temporales especficas que pueden ser clasificadas para el mejor acercamiento a la obra
literaria.
Tanto el autor como el enunciador estn situados dentro o fuera de cierta geografa, espacio y
tiempo, por lo que pueden ser localizados. Entendemos dicha localizacin como la insercin de un autor,
un enunciador, una obra literaria, personaje, etctera, dentro de contextos espacio-temporales rastreables
en la obra y que pueden incidir tanto en su creacin como en su posible lectura. Proponemos entonces
tres mbitos de anlisis: topoiesis de la situacin de comunicacin, topoiesis del esquema de enunciacin
y topoiesis del sujeto escribiente.
2. Instancias enunciativas
Los estudios respecto a la enunciacin, a pesar de su profundidad y seriedad, no han derivado en una
terminologa uniforme y consensuada. Esta vaguedad se debe, segn Oswald Ducrot, a su tardo enfoque
por los lingistas. Entre los estudiosos de la enunciacin tenemos a mile Benveniste, Kte Hamburger,
Oswald Ducrot, Adam gidus y Antonio Snchez Trigueros.
CONTACT Samantha Escobar Fuentes [email protected] Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, Av. Juan de
Palafox y Mendoza , Centro Histrico, Puebla C. P. , Mexico.
Taylor & Francis Group, LLC
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Antes de la escritura exista la palabra y una larga tradicin oral de enunciacin, de tal manera que,
como lo menciona Platn en el Fedro, la escritura materializaba la muerte de la memoria, instrumento
primordial de la palabra oral. De acuerdo con Walter Ong, la literatura oral se construy con frmu-
las que se agrupaban around equally standarized themes (23). Esta literatura construida con clichs
evitaba la novedad por fugaz. Su pensamiento era paratctico y acumulativo, a diferencia del analtico
y abstracto de la literatura escrita. No haba lectores, slo oyentes, y el sonido es un sentido que se exper-
imenta al interior del individuo, a diferencia de la vista volcada al exterior. Es hasta el momento en el que
aparecen libros y mapas cuando los seres humanos thought about the cosmos or universe or world
(71).
Si bien la escritura y la lectura de libros es considerada una prctica comn, Guglielmo Cavallo y
Roger Chartier apuntan, a propsito del acto de lectura, que la historia del libro se ha dado como objeto
de la medida de la desigual presencia del libro en los diferentes grupos que integran una sociedad (3, el
nfasis es nuestro). Estas:
grandes diferencias culturales estn necesariamente organizadas con arreglo a un desglose social previo. Debido a
ello, [la historia de la lectura] relaciona las diferencias en las prcticas de ciertas oposiciones sociales construidas a
priori, ya sea a la escala de contrastes macroscpicos (entre las lites y el pueblo), ya sea a la escala de diferenciaciones
menores (por ejemplo, entre grupos sociales jerarquizados por distinciones de condicin o de oficio y por niveles
econmicos). Y lo cierto es que las diferenciaciones sociales no se jerarquizan con arreglo a una rejilla nica de
desglose de lo social, que supuestamente gobierna tanto la desigual presencia de los objetos como la diversidad de
las prcticas. (3)
La escritura, as como el acto de lectura, tiene un componente social primordial y diverso, pleno
de contrastes y de diferenciaciones. Si aceptamos que la lectura ha sido desigual socialmente, seremos
capaces de percibir la similitud de esta condicin en la escritura. Cavallo y Chartier parten del mbito
de circulacin del libro porque esto los conduce a reconocer la multiplicidad de los principios de difer-
enciacin que pueden dar razn a las diferencias culturales: por ejemplo, la pertenencia a un gnero o
a una generacin, las adhesiones religiosas, las solidaridades comunitarias, las tradiciones educativas o
corporativas, etc. (3). Las diferencias culturales y sociales pueden ser tambin factores vlidos para la
codificacin original del mensaje.
Pierre Bourdieu ha teorizado sobre estas diferencias hasta llegar al concepto de habitus que estu-
dia al individuo desde su posicionamiento social, teniendo como valores el capital cultural, econmico,
poltico, religioso, etc. Su inters no es ontolgico, ni siquiera psicolgico, se centra en lo que posee y
en lo que puede tener cada individuo. La cultura, en especfico la literatura, entra dentro de los valores
adquiridos como una forma de capital. Para adquirir este capital, importa conocer y entender las prc-
ticas, valores y ganancias que hay en juego; para Bourdieu no hay nada que escape al pragmatismo. Si
hablamos de lectores o autores ms competentes que otros, no los juzgamos desde una intemporalidad
histrica, al contrario, lo hacemos determinando los valores del momento, es decir, desde un habitus
especfico. Adems del concepto de habitus, resulta pertinente mencionar la ilussio, el campo cultural
y el monopolio de legitimacin como trminos que pueden arrojar claridad sobre sus ideas. Bourdieu
define el concepto de campo como:
un rseau ou une configuration de relations objectives entre des positions. Ces positions sont dfinies objectivement
dans leur existence et dans les dterminations quelles imposent leurs occupants, agents ou institutions, par leur
situation (situs) actuelle et potentielle dans la structure de la distribution des diffrentes espces de pouvoir (ou de
capital) dont la possession commande laccs aux profits spcifiques qui sont en jeu dans le champ et, du mme
coup, par leurs relations objectives aux autres positions (domination, subordination, homologie, etc.). (Bourdieu y
Wacquant 7273)
El campo puede ser literario, religioso, poltico, econmico, etc. pero en la bsqueda de su autonoma,
cada campo establece sus propias reglas del juego. Ser esta creencia de que se trata de un juego como se
establece una illusio, segn la define Bourdieu en Les rgles de lart como: la condition du fonctionnement
dun jeu dont elle est aussi, au moins partiellement, le produit (373). Las maneras de competir y la
ganancia final se establecen al interior del mismo campo, por la tradicin y por los valores de aquellos
miembros e instituciones consagradas (o con gran capital cultural) a las que Bourdieu llama monopolio
de legitimacin.
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Para Michel Foucault el sujeto emisor de un discurso es slo una variable del mismo. No se trata de
cualquier variable pues el sujeto est condicionado o determinado en trminos histricos. En este sen-
tido, Eduardo Mendieta seala que siempre ha habido sujetos autorizados y sujetos relegados para hablar
(11415). Los sujetos autorizados hablan de otros y por otros desde un espacio autorizado que constituye,
en un sentido, un lugar epistemolgico privilegiado que a su vez se hace disponible por medio de las
teoras y prcticas epistemolgicas que estn disponibles a ese sujeto (115). Este lugar epistemolgico
est determinado o modelado por coordenadas espacio-temporales de tal manera que el pensamiento
siempre est hechizado por un espacio ideal o al revs, por un espacio despreciado, abyecto, menospre-
ciado (111). Un ejemplo de esto en el mundo occidental lo constituyen las tomas de posicin que han
situado a unos cuantos pases europeos y a Estados Unidos como centros de enunciacin hegemnicos.
El sujeto emisor en estos discursos es lo que Spivak denomina el Sujeto Europeo en su ensayo Can the
Subaltern Speak?
En el contexto hispanoamericano el espacio de la escritura fue privilegiado, segn ngel Rama,
porque convalid estructuras de poder y rigi las operaciones letradas inspirando sus principios de
concentracin, elitismo, jerarquizacin (43). Segn el crtico uruguayo, este exclusivismo fij las bases
de una reverencia por la escritura que concluy sacralizndola (43). La relevancia de la escritura per-
miti la constitucin de la Ciudad Letrada compuesta por una plyade de religiosos, administradores,
educadores, profesionales, escritores y mltiples servidores intelectuales, todos esos que manejaban la
pluma, estaban estrechamente asociados a las funciones del poder y componan [ ] un pas modelo de
funcionariado y de burocracia (25). Estos letrados son los sujetos, autorizados y legitimados, encargados
de enunciar.
Como se ha hecho notar hasta ahora, las posibles lecturas o decodificaciones de un texto podran
considerar la topoiesis de las instancias enunciativas porque estas intervienen en la obra desde una tem-
poralidad y espacio especficos. Es as como pueden influir en la lectura o interpretacin de un texto
literario. Esta encrucijada espacio-temporal podra permitir una comprensin ms amplia de los autores,
sus obras y lecturas. Trabajar con la topoiesis de dichas instancias, por ejemplo, nos permitira distinguir
y analizar los mecanismos de poder inherentes que legitiman o desautorizan un discurso.
Las variables a considerar en el anlisis de la situacin de comunicacin del texto literario, en nuestra
opinin son: el repertorio literario temtico y formal, la postura ideolgica y el lugar de publicacin.
Estos tres elementos contemplan a los parmetros mencionados como son la finalidad, el status ante el
interlocutor, la circunstancia apropiada, el modo de inscripcin en la temporalidad, el soporte, el plan
de texto y un cierto uso de la lengua.
segn el periodo histrico, se han privilegiado ciertos gneros. En la Antigedad, en Grecia, se distingua
entre tragedia y comedia, de manera que Aristteles en su Potica plantea que para tratar temas y per-
sonajes en imitacin de hombres esforzados en verso y con argumento (143) se usaba la primera. As,
a partir de las decisiones que toma el autor, el canon y el gnero se legitiman o contradicen o reformulan.
La situacin espacio-temporal condiciona la forma de escribir sobre ciertos temas, con determinadas
caractersticas, segn las convenciones de un gnero literario. No debemos pasar por alto que estos
gneros, entendidos como tcnica y prctica conceptual, tambin determinan qu y cmo se piensa
(Mendieta 111). El autor adopta una forma del discurso literario dentro del repertorio que le brinda el
tiempo y el espacio, la poca o el lugar, en el que y desde el que escribe, ya sea para continuar o romper
con la tradicin. Esta decisin tambin admite un modelo de mundo que conserva y legitima, subvierte
y revoluciona, o desea restaurar.
Teseo se expresa desde una posicin de igualdad frente a su captor. No obstante, dado que la relacin
que se establece es la de cautiverio, menosprecia su condicin de prncipe, consecuencia hereditaria, y
destaca su verdadera nobleza por sus propios actos, colocndose como par de su captor. Desde este lugar,
desfavorecido por las circunstancias de su reclusin, Teseo expone al rey de Creta una doble condicin
de nobleza llegando a invertir los linajes con tal astucia que la gloria del captor se queda corta ante la
del recluso. En otro estudio podra plantearse con amplitud el esquema de enunciacin que mostrar
a Teseo como enunciador, al rey de Creta como alocutario y el efecto de irona que produce el enun-
ciado de Teseo al invertir la situacin entre capturado y captor. Considerando adems que se trata
de una comedia y en particular un festejo, cuya primera representacin fue en 1688 en el palacio del
Conde de Galve, Virrey de la Nueva Espaa, este esquema de enunciacin se multiplica a la manera
de un juego de espejos y Sor Juana se reflejar en el dilogo de Teseo para tomar como alocutario al
virrey. Baste por ahora con decir que nos parece que nuestra propuesta completa el esquema de enun-
ciacin mostrando la bsqueda de posicin de Sor Juana Ins de la Cruz a travs de los dilogos de sus
personajes.12
Foucault aclara que en lugar de la bsqueda de ese autor, se debera repensar su papel no para
restaurar el tema de un sujeto originario, sino para captar los puntos de insercin, los modos de fun-
cionamientos y las dependencias del sujeto (35051). Sin embargo, hay una tendencia general entre el
pblico no especializado a considerar al autor y al narrador o locutor como una unidad indivisible. Una
consecuencia de esta apreciacin en la crtica literaria han sido los mtodos de anlisis centrados en la
figura autoral que van del biografismo hasta el psicoanlisis. Si bien estos enfoques aportan informacin
valiosa sobre el proceso de escritura de una obra, al alejarse del texto no pueden convertirse en anlisis
completos. Por tanto, la topoiesis del sujeto escribiente busca vincular a la figura autoral con el texto a
partir del espacio comn: la escritura.
En este espacio escriturario, Desiderio Blanco ha distinguido entre los trminos autor, narrador y
enunciador. En su opinin, la crtica no debe buscar al autor de los textos porque el autor no es el que
est en el discurso, sino un enunciador:
El enunciador es una instancia semio-lingstica, de nivel noolgico, siempre implcita, presupuesta siempre, que
solo puede ser inferida a partir del enunciado. La produccin del enunciado genera al mismo tiempo la instancia
de enunciacin. El enunciador solamente existe en la medida en que profiere enunciados. (14)
Segn Blanco, cuando se enuncia se hace presente lo ausente o inexistente, y al hacerlo se dota al dis-
curso de una corporeidad. Dicha corporeidad involucra un espacio y de esta manera, tambin, una toma
de posicin respecto a lo enunciado. Para rastrear el lugar del enunciador en ese texto escrito debemos
atender a los indicios de subjetividad que se sugieren desde el enunciado como pueden ser: los tiem-
pos gramaticales, los decticos, los conectores y modalizadores y los subjetivemas (trmino utilizado por
Catherine Kerbrat-Orecchioni, para sealar aquellos elementos lxicos como sustantivos, adjetivos, ver-
bos, adverbios que pueden ser subjetivos). El objetivo de determinar una subjetividad del texto desde su
escritura responde a la necesidad de poder interpretarlo de manera ms atenta. Este es el mismo fin que
propone Ducrot en El decir y lo dicho: la teora literaria debe describir los procedimientos del autor para
transformar al lector de un libro o espectador de una obra de teatro en alocutario (137).
Pongamos como ejemplo de estudio el poemario Diario de muerte de Enrique Lihn. Al inicio de
ste, se escribe: Un muerto al que le quedan algunos meses de vida tendra que aprender/para dolerse,
desesperarse y morir, un lenguaje limpio/que slo fuera accesible ms all de las matemticas a especial-
istas/de una ciencia imposible e igualmente vlida (8). El significado de estos enunciados derivado de la
topoiesis del sujeto escribiente marcar un rumbo de lectura del resto del poemario: estamos hablando
de la encrucijada espaciotemporal en la que se da la muerte. Esto puede remitir a un lugar determinado
del enunciador, en un momento determinado de su vida. Tenemos, por ende, la subjetividad en una
escritura que quiere parecer impersonal. No plantearemos aqu el desarrollo del anlisis completo, solo
queremos mostrar los indicios de subjetividad en estos versos que al apelar a una tercera persona pre-
tenden alejarse de la funcin del yo lrico. Si localizamos a este enunciador, podemos concluir que estas
lneas, as como todo el poemario, toman la forma de un gnero particular: un diario que en vez de ser
un recuento de los das transcurridos, va diluyndose como la vida en un diario de muerte. El poeta ha
debido volcar esta experiencia en un objeto desde donde el lector pueda recuperarla de la manera ms
natural, limpia dice el poema, posible. Lo anterior se puede an contextualizar a partir del hecho que
es el ltimo libro de Lihn escrito en una fase terminal.
Conclusiones
Las tres categoras de las instancias enunciativas permiten un mayor acercamiento a la aprehensin
de significado de la obra considerando las variables espaciotemporales de su creacin y enunciacin.
El propsito de discernir tres categoras ha obedecido a una necesidad operativa que ofrezca claridad
metodolgica para enfocar lo que hemos considerado como aspectos relevantes de la topoiesis de las
instancias enunciativas. No obstante, aunque se presentan por separado, estas categoras pueden ser com-
plementarias y no excluyentes.
La narratologa, como herramienta crtica una ausencia crtica que se echa de menos tanto en
poesa como en teatro ya planteaba la importancia de la enunciacin para comprender un texto
literario. No obstante, nuestra aportacin a ese estudio de la enunciacin en el texto literario radica
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en la determinacin de espacios, que en este caso son aqullos desde donde se enuncia. Ubicarlos con
claridad nos permite un desarrollo subsecuente de anlisis que completa el de la enunciacin.
En esta topoiesis la subjetivizacin del discurso resulta clave, por lo que no podemos abstraernos
nicamente a la puntualizacin de lugares enunciativos. La tarea inmediata que se nos impone es un
ejercicio de interpretacin sobre dichos lugares. La literatura finalmente, como lo hemos planteado aqu,
puede ser la manifestacin ideolgica de una clase social especfica. La expresin de sus formas o la
negacin de ellas se ha vertido en la construccin de un canon y de una manera en la que lo hemos
abordado, incluyendo y excluyendo temas, obras y autores. La revisin de las instancias de enunciacin
en el texto literario permite la inclusin de diferentes perspectivas de estudio.
Encuadrar la enunciacin como un esquema nos permite mostrar con claridad no solamente el
lugar de enunciacin sino otros factores determinantes del sentido del texto literario. Si bien la con-
sideracin del autor dentro del texto literario ha sido un aspecto repelente desde los enfoques crticos
dominantes del siglo XX, comenzando por el formalismo, gradualmente se ha visto la importancia
que la figura autoral y las instancias de enunciacin que sta crea reviste para nuestro concepto
de literatura. Determinar el espacio subjetivo de la escritura puede ser una herramienta til para
conciliar una lectura ms atenta del texto sin dejar a un lado el contexto que la misma figura autoral
provea.
Notas
1. En este texto, Hamburger estudi cmo se constituyen las diferentes formas literarias o gneros desde una lgica del
lenguaje. Con este acercamiento, propuesto en los cincuenta del siglo pasado en el mbito germano y retomado en
Francia en los ochenta, fundament el estudio de las instancias enunciativas en el proceso de enunciacin del texto
literario.
2. Cabe aclarar que dicha afirmacin nada tiene que ver con la dicotoma realidad-ficcin de un texto literario, sino
con el carcter epistmico del sujeto.
3. Adam gidius propone un esquema contrastivo entre la polifona de ScaPoLine, la narratologa de Genette y la
liricologa de Rodriguez, y del cual nos valemos para presentar las instancias enunciativas.
4. En la narratologa de Grard Genette esta instancia ser reconocida como el narrador. Antonio Rodriguez, quien ha
trasladado a la lrica parte de los procesos y de la nomenclatura narratolgica de Genette, denomina a esta instancia
poeta implcito en el poema o lo que se conoce como voz lrica.
5. Adems, en el teatro distingue dos posibilidades desde las que el autor efecta el proceso de enunciacin: a) Cuando
el autor dice algo a travs de un personaje que hace de su portavoz comunicando un punto de vista; b) Cuando el
autor dice algo determinado por la representacin de los personajes, existe una eleccin de personajes para decir
algo (un acto derivado).
6. Ducrot denomina al autor productor efectivo; ScaPoLine sujet parlant; y Rodriguez sujet crivant.
7. El locutor del enunciado el narrador homodiegtico y la identificacin de los terceros individuales correspon-
deran a los personajes. Rodriguez denomina al locutor textual sujeto heteroptico y al locutor del enunciado sujeto
homoptico (la identificacin que generalmente se hace del yo lrico); los terceros individuales seran personajes.
Para el teatro, siguiendo a Ducrot, estas tres configuraciones sobre el enunciador estaran comprendidas por el per-
sonaje de teatro.
8. ScaPoLine desde la lingstica polifnica ha ampliado el registro de instancias a las siguientes: a) locutor textual,
una imagen que el LOC construye de s mismo, la source dun pdv [point de vue] que le locuteur avait pral-
ablement son nonciation et quil a toujours (Nlke 7); b) locutor del enunciado, aquel que es la source dun
pdv [point de vue] que le locuteur a hic et nunc (Nlke 7); c) terceros colectivos e individuales que se represen-
tan a travs de la tercera persona gramatical. gidius incorpora a los terceros colectivos en el estudio de la enun-
ciacin en la poesa dado que elle concerne le lien de responsabilit du locuteur par rapport ces instances: on et
nous peuvent tre inclusifs ou exclusifs, cest--dire inscrire ou non le locuteur dans la configuration polyphonique
(314).
9. Para ScaPoLine en esta instancia deberan distinguirse el alocutario del enunciado, les occurrences de tu qui
reprsentent celui qui est destin lnonc (Aegidius 316), y el alocutario textual, les occurrences de tu faisant
rfrence une personne empirique (gidius 316). En la narratologa de Genette la instancia del alocutario
del enunciado es reconocida como el destinatario intraficcional, mientras el alocutario textual sera el narratario
intradiegtico. Rodriguez traslada para la lrica el reconocimiento del destinatario intraficcional. El alocutario en el
caso del teatro sera el pblico espectador.
10. El lector, para Ducrot, puede convertirse en un alocutario determinado; y ScaPoLine lo denomina ALLOC
(Linstance rceptrice dans la thorie de la ScaPoLine) o sujeto escuchante (sujet coutant). Tanto Genette como
36 S. ESCOBAR FUENTES ET AL.
Rodriguez trasladan la figura del lector emprico hacia las configuraciones de la teora de la recepcin: narratario
extradiegtico (Genette), lector implcito (Iser) o lector modelo (Eco).
11. Un elemento ms que pudiramos agregar en esta categora sera el soporte de produccin del texto literario. Sin
embargo, dada la importancia que como generador de significacin otorga el soporte, hemos desarrollado un trabajo
aparte especfico al respecto: Topoiesis de los dispositivos de registro del texto.
12. Hemos llegado a estas conclusiones a partir de las consideraciones de Ducrot, quien para el teatro distingue entre
enunciador y locutor, lo que resultara en Sor Juana Ins de la Cruz en la posicin del ltimo. En cuanto a su teatro
secular, sus estudiosos afirman en general que lo que busca la monja a travs de sus obras teatrales, es posicionarse
en su poca. Por tanto, este enunciado de la monja podra intentar ilustrar a su pblico de palacio porque sabemos
que la obra se estren en el palacio de los Virreyes de la Nueva Espaa sobre las virtudes de los hechos propios por
encima de aquellos heredados.
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