La historia de amor de Celia y Borja comenzó en los pasillos de una consultora en la que ambos trabajaban. Después de algún café en la oficina y de coincidir fuera de ella, saltó la chispa y, como suele decirse, el resto es historia. La pareja puso el broche de oro a su relación después de tres años y medio con un precioso enlace celebrado en el Toledo natal de ella, concretamente pasaron por el altar en la iglesia de Santiago el Mayor y, posteriormente, disfrutaron de la celebración en el Palacio de Galiana. Para su gran día, la novia escogió un vestido desmontable, sencillo pero con toques especiales, obra de Lucía de Miguel, en quien confió plenamente y a la que volvería a elegir una y mil veces más.
Cuando preguntamos a novias (o futuras novias) qué es lo más importante para ellas a la hora de elegir su vestido para el gran día, prácticamente todas coinciden en que quieren un look que les represente y con el que estén cómodas. Para Celia, era imprescindible, además, poder participar en el proceso de creación desde cero: "Como hobby, estudio patronaje y corte y confección, y no podía perderme esa parte de los meses previos de los preparativos. Quería un diseño único y especial, con combinación de varios tejidos, y unos botones bordados con las iniciales de mis dos abuelos y de la madre de Borja, tres personas que nos acompañaban desde el cielo ese día" explica.
En su caso, ella tenía claro que buscaba el concepto de ‘arnés’ y las líneas generales de cómo quería la forma o las mangas, pero le quedaba mucho por definir. Para ello, confió en la diseñadora española Lucía de Miguel, a quien confiesa que seguía en redes antes incluso de prometerse, puesto que le encanta que "hace que cada novia sea distinta, pero mantiene una esencia de elegancia y novedad que no veía en otras diseñadoras".
Celia recuerda el proceso de creación de su vestido como algo mágico desde la primera cita, en la cual cuenta que Lucía captó la idea que tenía al instante, hasta el punto de que cuando vio el boceto, miró a su madre y a su hermana, quienes le acompañaban ese día, y les dijo que, sin duda, tenía que ser ella. "Lucía no pudo hacerlo más fácil. Es increíble como, a partir de una conversación en su atelier, supo plasmar en un boceto exactamente el vestido que tenía en mi cabeza. Captó a la perfección el juego de texturas y formas que quería conseguir utilizando dos tejidos tan distintos".
Frente a la tendencia que triunfó hace unos años de lucir dos (o más) looks diferentes en la boda, Celia tenía claro que ella, ya que se hacía el suyo a medida, no quería llevar más de un vestido. "Pero, como soy muy bailonga, decidí, con el buen consejo de Lucía, que el arnés con la cola se quitara para el baile". De esta forma, acabó luciendo un elegante, práctico y comodísimo diseño convertible que, sin duda, inspirará a futuras novias.
Para esta novia, no era imprescindible cumplir con todas las tradiciones nupciales típicas, pero sí le hacía ilusión cumplir algunas de las más importantes por el significado que tenía cada uno de los objetivos. "Mi algo azul fue el anillo de pedida, un zafiro precioso. Como algo nuevo, el vestido, los zapatos, pendientes… El algo viejo iba a ser un anillo de mi madre que no me valía finalmente".
Celia no conseguía encontrar unos pendientes con los que se sintiera identificada, ni tanto los diseños vintage como los modernos, por lo que, desde el principio, decidió buscar una artesana que pudiera hacérselos a juego con el tocado. Al final, encontró a Sofía, de la marca Sommër, y el resultado le enamoró por completo, puesto que creó tanto las horquillas de inspiración floral como los pendientes en porcelana fría.
Un ramo eterno
Como ramo, se decantó por un bouquet de flores preservadas para poderlo conservar siempre intacto. Se trataba de un diseño con base de eucalipto que incorporaba hortensias en color vino, rosa empolvado y blanco, paniculata y margaritas silvestres, obra de Ana, de Camomile Bouquet.
Celia quiso apostar sobre seguro en cuanto a su look de belleza, optando por Verónica Cifuentes, en quien habían confiado varias amigas suyas anteriormente con resultados maravillosos. "Además todo lo que veía de su trabajo era justo lo que quería, porque no estoy acostumbrada a maquillarme demasiado, y quería un estilo muy natural. Respecto al peinado, tuve claro que, con el pelo largo, quería una trenza o coleta para lucir la espalda del vestido, y Verónica consiguió la combinación perfecta entre ambas".
El inicio de su historia de amor
Las relaciones entre compañeros de trabajo a veces generan debate, pero, en el caso de Celia y Borja, está claro que su historia de amor, fraguada en los pasillos de una consultora en Madrid, es la demostración de que las cosas pueden salir (muy) bien. "Tras más de un café tímido en la empresa, y un encuentro por casualidad en una discoteca... decidimos empezar a vernos. Nunca pensamos que un valenciano y una toledana, el extrovertido y la seria de la oficina, podríamos encajar tanto" confiesa ella.
La chispa se encendió justo antes del estado de alarma, y se prometieron dos años después, en agosto de 2022. Los dos tenían claro que tenían un compromiso con el otro, pero no llegaron a tener una conversación en la que dijeran 'es el momento'. "En vez de eso, Borja me llevó a correr a los campos de arroz de la albufera en Valencia, como hacíamos cada fin de semana que íbamos a ver a su familia, y, fingiendo que nos estábamos haciendo una foto, de pronto le vi de rodillas y entre risas y lágrimas ¡dije que sí!" recuerda, emocionada.
Finalmente, pusieron el broche de oro a su romance el 14 de octubre de 2023 en Toledo, ciudad de origen de Celia. "En sí para la organización no contamos con una wedding planner, lo hicimos todo por nuestra cuenta. Teníamos claro lo que queríamos y queríamos disfrutar plenamente del proceso encargándonos de todo, aunque fuera más exigente".
Eso sí, cuando visitaron la finca por segunda vez pensaron que ese espacio tan especial requería de unos ojos expertos que les acompañaran durante el gran día para tener tranquilidad absoluta y no preocuparse de posibles problemas. "Nos sobraron 15 minutos de conversación con Susana para saber que debíamos contar con ella para la coordinación de ese día. Sin Susana y su compañera (Sumile WP), no hubiera salido todo tan perfecto".
La iglesia elegida, Santiago el Mayor, tiene un gran valor sentimental para la novia, puesto que fue en la que se casaron sus padres y donde se bautizaron su hermano y sus sobrinos. "Está a la entrada justo de Toledo, donde empieza el casco histórico, nada recargada, con un retablo precioso. En la ceremonia cantaron mi hermana y sus amigos, un coro de música parroquial actual, acompañados de piano, violín y guitarras. Posteriormente lo celebramos en el Palacio de Galiana, un palacete mozárabe precioso".
Celia nos cuenta que no puede elegir un momento de su boda, aunque sí define el de la entrada a la iglesia como el más impactante "con una mezcla entre nervios por verle al fondo en el altar, y recorrer ese pasillo rodeándome de las sonrisas y lágrimas de todos los amigos y familia que más queríamos".
Por otra parte, cuenta que salir de la iglesia fue, en sus palabras, un subidón tremendo. "La alegría de poder compartir con todos lo que acababa de pasar y para nosotros era tan importante. De los más divertidos, la entrada a la cena o un saludo que hicimos en el coctel desde las almenas del palacio. Mi hermana me dio una sorpresa única, no suele cantar en público más allá de alguna misa o ceremonia, y totalmente por sorpresa, justo tras el postre… empezó a sonar una canción muy muy especial para mí, y era ella solo con su guitarra. Por supuesto, estaba compinchada con Borja, pero eso no evitó que hasta él se emocionara en ese momento".
El mejor consejo que Celia puede dar a las parejas que se encuentran organizando su boda es "que disfruten desde la pedida hasta el 'sí, quiero', que se pasa demasiado rápido y que nada es tan importante como lo que ambos quieran ese día. La boda es de los novios, y deben pensar en cómo ellos se imaginan ese día, sin dejar de querer agradar a los invitados por supuesto, pero con una medida".
Celia quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda:
- Fotografía: Estil-i-art
- Vestido: Lucía de Miguel
- Coordinación del día: Sumile Wedding Planner
- Ramo: Camomile Bouquete
- Pendientes y tocado: Sommër Jewelery
- Peluquería y maquillaje: Verónica Cifuentes
- Flores de la iglesia y centros de mesa: Maua
- Zapatos: Mint and Rose
- Traje de Borja: Tom Black