Lituania es el lugar más feliz del mundo para los menores de 30 años, pero también es la capital europea del suicidio

Lituania es el lugar más feliz del mundo para los menores de 30 años, pero también es la capital europea del suicidio.

Getty; Alyssa Powell/Business Insider

Joshua Nelken-Zitser,

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  • Lituania es el lugar más feliz para los menores de 30 años, pero también tiene tasas de suicidio muy elevadas. A primera vista, parece una paradoja, pero un análisis pormenorizado revela una marcada división generacional.
  • La mayoría de los lituanos que se suicidan tienen más de 50 años, mientras que una pequeña parte pertenece a la generación Z.

A Domantas Katelė, funcionario del Ministerio de Seguridad Social y Trabajo de Lituania, se le conoce como el "ministro de la generación Z" de su país.

Los anillos adornan los dedos tatuados de Katelė, que utiliza para señalar con orgullo el cartel que cuelga de la puerta de su despacho: "Los políticos me dan asco".

A sus 25 años, es el viceministro más joven de la historia del país (todavía lleva ortodoncia), y rara vez deja que los visitantes salgan de su despacho sin hacerse un selfie.

La cartera de Katelė incluye asuntos de juventud. "Es una edad de oro para la juventud lituana", declaraba el político a Business Insider, durante una visita de este medio de comunicación a Vilna, capital de Lituania, que tuvo lugar en agosto.

El Informe Mundial sobre la Felicidad respaldó su afirmación a principios de este año, al situar a Lituania como el lugar más feliz del mundo para los menores de 30 años.

Sin embargo, sería incorrecto pintar a Lituania como una especie de país de ensueño, añadía Katelė. Al fin y al cabo, también es la capital europea del suicidio.

¿Una paradoja?

Aunque las tasas de suicidio han disminuido desde su independencia de la Unión Soviética en la década de 1990, Lituania sigue a menudo a la cabeza de la Unión Europea en esa nefasta estadística.

Entre 2019 y 2021, el país tuvo la tasa más alta de muerte por autolesión intencional en el bloque de los 27 estados y, según los datos más recientes de la OCDE, tuvo la segunda tasa de suicidio más alta a nivel mundial.

Parece paradójico: ¿cómo puede un país ser estupendo para los jóvenes y a la vez ser la capital europea del suicidio?

Katelė enumeraba algunas de las razones por las que Lituania ocupa un lugar tan destacado para los jóvenes: algunas de las viviendas más asequibles de Europa, educación gratuita para muchos lituanos y una economía en crecimiento que ofrece amplias oportunidades de empleo.

Paseando por las calles de Vilna en verano, encontrarás jóvenes con estilo allá donde mires: tomando Aperol Spritzes en los bares del casco antiguo, descansando junto al río en el artístico barrio de Užupis o patinando en el Baltasis Tiltas Skate Park.

Užupis, un pequeño barrio junto al río Vilnia, es popular entre los jóvenes bohemios de Vilna.
Užupis, un pequeño barrio junto al río Vilnia, es popular entre los jóvenes bohemios de Vilna.

Joshua Nelken-Zitser/Business Insider

Aunque la ciudad está impregnada de historias (algunas recientes y bastante macabras), da la sensación de ser moderna y vibrante.

Pero, cuando se habla con la generación Z de Lituania sobre su supremacía en esta cuestión, la reacción suele ser la misma: incredulidad.

Algunos dicen que les hace gracia.

"A mí me sorprendió mucho, y a mis amigos que viven en Vilna también", expresaba Adriana Doroškevičiūtė, de 23 años, a Business Insider, mientras saboreaba un café helado en una cafetería de la capital.

"Pensaba que estábamos deprimidos", agregaba. "Cuando recibimos todo lo contrario, piensas: ¿qué está pasando?".

Tech Zity Vilnius

Richard Bogu, de 23 años, también parecía conmocionado.

No es que pensase que Lituania fuese un mal lugar para los jóvenes, sino que, como las personas de su alrededor, este joven ha llegado a asociar su país con la tristeza.

"Tenemos fama de ser gente muy triste", aseguraba. "Pero, poco a poco, vamos hacia ser una nación pequeña y feliz".

A Richard Bogu le sorprendió el Informe Mundial sobre la Felicidad, pero se siente optimista sobre el futuro de los jóvenes lituanos.
A Richard Bogu le sorprendió el Informe Mundial sobre la Felicidad, pero se siente optimista sobre el futuro de los jóvenes lituanos.

Joshua Nelken-Zitser/Business Insider

Bogu decía sentirse optimista sobre el futuro, especialmente para la gente de su edad: la industria tecnológica, en la que trabaja, está en auge, los salarios suben y hay muchos puestos de trabajo.

"Este país me ha dado oportunidades", defendía este joven.

Una de las principales ventajas es que la mayoría de los lituanos pueden incorporarse al mercado laboral sin el peso de las deudas estudiantiles que se generan en países como Estados Unidos, puesto que la educación universitaria es gratuita para muchos. Los salarios aumentan rápidamente y el sector de las startups, en plena expansión, está deseoso de contratar a jóvenes talentos.

No es país para viejos

En cambio, mientras que las cosas mejoran cada vez más para las generaciones más jóvenes, los lituanos de más edad no parecen compartir su optimismo.

Según la encuesta de Eurostat 2023 sobre la satisfacción general con la vida de las personas de 65 años o más, los lituanos de mayor edad no son ni de lejos tan felices como los jóvenes de su país.

Esta brecha generacional también se refleja en el propio Informe sobre la Felicidad en el Mundo. Aunque Lituania ocupa el primer puesto entre los menores de 30 años, se sitúa en el puesto 19 en todos los grupos de edad, lastrada por el puesto 44 que ocupa entre los mayores de 60 años.

"Si no tienes hijos o nietos que te cuiden, estás acabado", expresaba Bogu.

Los jubilados lituanos reciben una de las pensiones más bajas de la Unión Europea y tienen uno de los ingresos medios relativos más bajos del territorio comunitario.

Balloons over Vilnius, the capital of Lithuania.

Los datos facilitados a este medio de comunicación por el Ministerio de Seguridad Social y Trabajo de Lituania muestran que el 62% de las personas que murieron por suicidio en 2023 tenían más de 50 años y el 8,7% menos de 30 años.

Se trataría de ese modo de una división mucho más marcada que en países como EEUU o Reino Unido, lo que apunta a un abismo de salud mental entre ambas generaciones.

Antanas Grižas, psicólogo clínico especializado en la prevención del suicidio en Lituania, explicaba a Business Insider que la brecha generacional se siente profundamente en el país, así como en otras partes del antiguo bloque soviético.

Tal y como indicaba este experto, los factores económicos, como los bajos ingresos por jubilación, influyen sin duda alguna en la salud mental, pero el contexto histórico también es clave.

En 1990, Lituania fue la primera república soviética en declarar su independencia.
En 1990, Lituania fue la primera república soviética en declarar su independencia.

NurPhoto/Getty

"Los cambios tras la caída de la Unión Soviética fueron muy rápidos y radicales", señalaba Grižas. Quienes vivieron ese periodo se enfrentaron a un doble trauma: soportar el dominio soviético y navegar por la caótica transición hacia una nación capitalista independiente.

Además, como aseguraba este psicólogo, en ocasiones la psiquiatría se politizaba bajo el régimen soviético y los disidentes eran tachados de enfermos mentales, lo que ha reforzado un estigma generacional sobre la salud mental.

"La generación Z no ha experimentado eso directamente", afirmaba. "Así que tiene todo el sentido que tengan un condicionamiento diferente y una mentalidad diferente".

Los informes como los rankings de felicidad también se basan a menudo en autoevaluaciones y Grižas daba a entender que las comparaciones pueden desempeñar un papel clave en la variación entre las generaciones.

"La generación más joven puede comparar fácilmente y ver el progreso que hemos hecho como nación", argumentaba.

Domantas Katelė es conocido a menudo como el "ministro de la generación Z".
Domantas Katelė es conocido a menudo como el "ministro de la generación Z".

Joshua Nelken-Zitser/Business Insider

Katelė, el "ministro de la generación Z", se mostraba de acuerdo con que la autoevaluación positiva entre los jóvenes puede haberse visto influida por su conciencia de las dificultades a las que se enfrentaron sus mayores.

Mientras que la generación anterior se vio privada de lujos, el viceministro declaraba que la generación Z ha podido saborear la libertad de gastarse 140 euros en una cena, de irse de vacaciones al extranjero o de participar en la democracia.

"Si echan un vistazo y piensan en ello", comentaba, "es imposible no ser feliz".

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