Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Desde $11.99 al mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

7 mejores cuentos de Teodoro Baró
7 mejores cuentos de Teodoro Baró
7 mejores cuentos de Teodoro Baró
Libro electrónico53 páginas1 hora

7 mejores cuentos de Teodoro Baró

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer vista previa

Información de este libro electrónico

La serie de libros "7 mejores cuentos" presenta los grandes nombres de la literatura en lengua española.
En este volumen traemos a Teodoro Baró, un periodista, escritor, dramaturgo, maestro y político español.
Este libro contiene los siguientes cuentos:

- Antonieta.
- Don Narices.
- El Gorrión.
- El Viento.
- El Zapatero Remendón.
- La Muñeca.
- Los Rosales.
IdiomaEspañol
EditorialTacet Books
Fecha de lanzamiento13 abr 2020
ISBN9783968580159
7 mejores cuentos de Teodoro Baró

Lee más de Teodoro Baró

Relacionado con 7 mejores cuentos de Teodoro Baró

Títulos en esta serie (92)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Ficción general para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para 7 mejores cuentos de Teodoro Baró

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    7 mejores cuentos de Teodoro Baró - Teodoro Baró

    Publisher

    El Autor

    Teodoro Baró era hijo de Inés Sureda y Maimí, de Llagostera, y Manuel Baró y Secret, maestro natural de Figueras, localidad en la que nació. Allí cursó también el bachillerato, en el instituto de segunda enseñanza, y en Barcelona siguió la carrera de Derecho y tomó el título de licenciado en Filosofía y Letras. Para atender a sus estudios, desempeñó una plaza de corrector de pruebas en el diario político La Corona de Aragón.  Mientras tanto, se encargó también de hacer alguna traducción y de producir sus primeros escritos. En 1867 se casó con Antonia Romañach.

    Algún tiempo después entró a formar parte de la redacción de Crónica de Cataluña, de la que llegó a ser director. Se dedicó al profesorado tras rechazar los nombramientos de juez y de jefe de negociado del Ministerio de Ultramar. Siendo concejal del Ayuntamiento de Barcelona, propuso y fue aceptada la creación de una pensión en Roma, bajo el nombre de Fortuny.

    Fue, asimismo, diputado a Cortes, así como gobernador civil de Málaga, Sevilla y La Coruña. Desempeñó también la dirección general de Beneficencia y Sanidad y, entre los trabajos hechos por su iniciativa en el cargo, se cuentan la organización del Cuerpo de Sanidad Marítima, la creación de un colegio para huérfanos y un asilo para inválidos del trabajo, que fue el primero y, durante un tiempo, el único existente en España.

    Resultó elegido diputado a las Cortes de la Restauración en diversas ocasiones: por Barcelona (1881-1883 y 1884-1886), por Ginzo de Limia (1887-1890) y por Figueras (1893-1895).

    Colaboró con Juan Mañé y Flaquer en el Diario de Barcelona, del que llegó a ser director tras su fallecimiento. Asimismo, fue miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona y correspondiente por Barcelona de la Real Academia Española.

    Falleció en Malgrat de Mar el 22 de septiembre de 1916, a los 74 años de edad.

    Antonieta

    Cuando nuestros primeros padres fueron expulsados del Paraíso después de haber cometido el primer pecado, el diablo, a quien el Arcángel había hecho huir a los infiernos, con sus uñas se abrió una salida por el corazón de las rocas, apareció en lo más alto de una elevadísima montaña, que a su contacto se convirtió en volcán; sentose en su boca que vomitaba lava ardiendo, que, a pesar de ser muy roja, no lo era tanto como las carnes del demonio, que estaban encendidas por la ira, que es el fuego que más quema; batió sus alas que despidieron chorros de chispas, y poniendo una pierna sobre otra, paseó sus miradas por el mundo y vio a Adán y Eva ocupados en el trabajo, al que pedían el pan que habían de ganar con el sudor de su frente.

    El diablo sonrió, y del hálito que entonces se desprendió de su boca, se formaron nuevos nubarrones, tan espesos que parecían piedras suspendidas en el espacio; y sus labios pronunciaron estas palabras, mientras sus infernales ojos estaban clavados en nuestros primeros padres:

    -Estáis condenados a comer el pan con el sudor de vuestra frente y a atender a todas vuestras necesidades. La satisfacción de ellas y el instinto de la propia conservación harán que el hombre olvide a sus hermanos por no pensar más que en sí mismo. Ha nacido un nuevo pecado: el egoísmo. Con él, mío es el mundo.

    A medida que el diablo hablaba, los nubarrones eran más densos y rugía con más fuerza el volcán, despidiendo torrentes de lava que formaban

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1