Sydney Sweeney cambió mi vida.
En 2019, yo era editora de Cosmo, un trabajo muy ajetreado por sí solo. También estaba en medio de otro reto profesional: terminar mi primera novela, They Wish They Were Us. Al mismo tiempo, Sydney robaba escenas en Sharp Objects y The Handmaid’s Tale, asimismo, estaba a punto de debutar como la hambrienta de amor y propensa a las malas decisiones Cassie en Euphoria y la sarcástica y privilegiada Olivia en The White Lotus, incluso soñaba con algo más grande. Decidida a ser la persona que controlara su carrera, planeaba el lanzamiento de su propia productora, a través de la cual ofertaría por libros, los adaptaría para la pantalla y se convertiría en una jefa de Hollywood al nivel de Reese Witherspoon. Por cierto, tenía 22 años de edad.
Syd acabó leyendo mi libro –de misterio, sobre un asesinato en un colegio– y voló a Nueva York para hablar conmigo acerca de la compra de los derechos cinematográficos. Ahora está a punto de convertirlo en una serie de HBO Max llamada The Players Table, protagonizada por ella misma y su mejor amiga en la vida real, Halsey (casual). Así que, como he dicho, mi vida ha cambiado.
En el camino, Sydney ha transformado dramáticamente su propia vida; optado por una serie de proyectos a través de su empresa Fifty-Fifty Films, la cual está en pleno funcionamiento; escrito guiones y consolidado su posición como actriz de primera fila en películas como , el erótico y la película de vampiros de Netflix por supuesto, la reciente temporada, donde su personaje, ya matizado, llega a lugares aún más complejos.